UNIÓN EUROPEA: Promoción de la democracia, por cualquier medio
Bruselas
– La Unión Europea ha creado una nueva fundación para apoyar a las
fuerzas subversivas en países vecinos. La institución lleva el nombre de
“European Endowment for Democracy” (EED, "Fundación Europea para la
Democracia”, está dotada de un presupuesto millonario y destinada a
apoyar a los sectores opositores en países fronterizos situados al este y
sur de Europa. Su objetivo oficial es la “promoción de la democracia”;
en realidad, los asesores del Gobierno alemán pretenden que cuando lo
que se busque sea un rápido cambio de régimen, la Fundación se disponga a
apoyar también a grupos que “a la postre se revelen como no
demócratas”.
El modelo declarado de la EED es la Fundación estadounidense
“National Endowment for Democracy” (NED), de la que en Washington se
dice que lleva a cabo de manera pública actividades subversivas de las
que antes se ocupaba la CIA. Los cargos centrales de la EED los han
asumido dos diputados del Parlamento europeo, y su director es un
diplomático polaco que anuncia que en los lugares donde actúe la EED es
posible que también haya que hacerlo vulnerando la ley vigente. La
elección de los responsables indica claramente que las primeras
actividades de la Fundación se desarrollaran en los países limítrofes
del este de Europa, en particular Bielorrusia y Ucrania. Las actividades
operativas comenzarán este verano.
Opositores prooccidentales
La creación de la EED es el resultado de una iniciativa del ministro de Exteriores polaco planteada a finales de 2010. En diciembre de ese año, el presidente bielorruso Alexander Lukashenko, que rechaza de plano el sometimiento de su país a los planteamientos políticos germanoeuropeos, ganó las elecciones. Aunque por ejemplo diplomáticos alemanes reconocen en privado que de hecho una clara mayoría de la población apoya a Lukashenko, Berlín y Occidente prosiguieron con su campaña para derrocarlo. Polonia juega ahí un papel destacado desde hace años, por lo que Sikorski trató de ponerse a la cabeza de los intentos de derrocamiento y propuso fundar una organización propia y flexible para apoyar a la oposición bielorrusa prooccidental y otras fuerzas de orientación prooccidental en los países vecinos a Europa. En febrero de 2011, la presidencia polaca del Consejo de la UE presentó oficialmente la propuesta en Bruselas, y en diciembre de 2011 –bajo la influencia también de las revoluciones en el mundo árabe– los países de la UE decidieron crear la EED. El 9 de enero de 2013 se fundó de manera oficial.
Promoción de partidos políticos
Según sus estatutos, la EED se propone apoyar con sus medios a “las corrientes y otros actores prodemocráticos”, movimientos sociales y organizaciones no gubernamentales, medios de comunicación independientes y sobre todo a “los nuevos líderes que puedan surgir” (“líderes emergentes”). Entre esos medios se cuenta sobre todo la ayuda financiera; el presupuesto inicial de la EED se cifra en 14 millones de euros. A su vez, la Fundación ha de tener también la posibilidad de desarrollar en esos países actividades propias sobre las que no se ofrecen detalles. No se excluye la promoción de partidos políticos concretos, lo cual es una flagrante injerencia en los procesos electorales de otros países. En el complicado entramado organizativo, dos europarlamentarios alemanes asumen puestos decisivos: Elmar Brok (CDU) dirige el Consejo Superior (Board of Governors), en el que participan los Estados miembros de la UE y el Parlamento europeo, y Alexander Graf Lambsdorff (FDP) ha sido colocado en el Comité ejecutivo, que cuenta con siete miembros. El director de actividades operativas es Jerzy Pomianowski, antiguo secretario de Estado en el ministerio de Exteriores polaco.
Acciones abiertas en lugar de acciones encubiertas
Como declara Pomianowski, el EED se ha concebido tomando como modelo
la Fundación estadounidense “National Endowment for Democracy” (NED). El
ejemplo a seguir serían las actividades de la NED en el este de Europa
“antes y después de la caída del comunismo”.[1] Acerca de estas
actividades se pueden encontrar ya a comienzos de los 90 elocuentes
afirmaciones en la prensa dominante estadounidense. Se decía allí que a
finales de los 80 la NED “había hecho abiertamente lo que antes se hacía
en extremo secreto” y era tarea de la CIA: “entregar dinero a las
fuerzas anticomunistas tras el telón de acero”.[2] La NED financió foros
ciudadanos, revistas y centros de vídeo; de ese modo, sin necesidad de
ocultación se hacían llegar los fondos a quienes defendían la causa que
interesaba, en nombre de la sociedad civil y de la democracia. “La vieja
idea de las 'acciones encubiertas' de la CIA” antes utilizadas y que
“tantos problemas han acarreado durante los pasados 40 años” es posible
que hayan quedado “obsoletas”. Hoy en día “probablemente es preferible
que las actividades sensibles para apoyar a los amigos de América en el
extranjero se lleven a cabo de manera abierta”. Esto incluye “acciones
para proporcionar apoyo político a los activistas prodemocráticos”, que
“es preferible dejar en manos de la nueva red que opera abiertamente”.
Las Fundaciones próximas a partidos políticos
El hecho de que la República Federal esté actuando desde hace tiempo
en ese terreno –mediante las fundaciones ligadas a partidos políticos y
sus actividades en el extranjero– ha provocado al principio ciertas
fricciones con respecto a la EED. Las fundaciones alemanas temían la
competencia que podría producirse y argumentaban que esas estructuras
paralelas supondrían un derroche de recursos. Ahora se dice que podrán
coordinarse; la presencia de los dos europarlamentarios alemanes en los
órganos de la EED lo hará más sencillo. Dado que al comienzo la nueva
Fundación de la UE va enfocarse únicamente al este y sur de Europa, de
momento esto sólo afecta a determinadas fundaciones de partidos
políticos alemanes, por ejemplo las que operan en Bielorrusia y Ucrania.
En todo caso, el ejemplo de las fundaciones de los partidos políticos
indica que el apoyo a fuerzas opositoras de países vecinos en modo
alguno se reduce a las fuerzas democráticas. Algunas de las fundaciones
alemanas, que naturalmente se declaran defensoras de la democracia,
continúan apoyando a golpistas, como por ejemplo en Tailandia, Honduras o
Paraguay.
También al margen de la ley
Las declaraciones del director de la Fundación y de los asesores del Gobierno alemán indican que la voluntad de la EED de derrocar Gobiernos puede desplazar al compromiso con el Estado de derecho y la democracia. En una reciente entrevista radiofónica, Jerzy Pomianowski declaró que, en principio, el apoyo a grupos opositores puede darse también en lugares donde eso se considere como una acción enemiga. La Fundación “quizás no siempre tenga formalmente derecho a actuar”, manifestó en la prensa, “pero podemos hacerlo”.[3]
No demócratas
Sobre los grupos a los que el EED prestará su apoyo, en la Fundación
Ciencia y Política (SWP) se dijo ya el pasado año que la experiencia
muestra que a menudo sólo con el tiempo puede reconocerse si los grupos
opositores “tras su retórica democrática” albergan “los correspondientes
valores y actitudes”. Si se pretende derrocar a un Gobierno de forma
rápida, “necesariamente habrá que apoyar también a fuerzas que a la
postre resulten no ser democráticas”. Decía la SWP que hay que contar
con ello: la EED debe apoyar “consciente y proactivamente” también a
aquellos grupos “cuya evolución no sea previsible”.[4][1] Does Europe Need an Endowment for Democracy?, carnegieeurope.eu, 14.01.2013
[2] Innocence Abroad: The New World of Spyless Coups; The Washington Post, 22.09.1991
[3] Neue Stiftung soll Demokratie rund um die EU fördern (La nueva Fundación promoverá la democracia en los países limítrofes a la UE); www.welt.de, 11.01.2013
[4] Solveig Richter, Julia Leininger: Flexible und unbürokratische Demokratieförderung durch die EU? Der Europäische Demokratiefonds zwischen Wunsch und Wirklichkeit, (¿Promoción de la democracia flexible y sin burocracia? El Fondo europeo para la democracia entre el deseo y la realidad); SWP-Aktuell 46, agosto de 2012.
Fuente: http://www.german-foreign-policy.com/de/fulltext/58554/print.