martes, 28 de octubre de 2014

LA FARSA DE: Ébola: terrorismo mediático al servicio del gran capital.

Lo primero que despertó mis sospechas al oír hablar del actual fenómeno conocido como “Ébola” fue el alarmismo con el que fue presentado ante la opinión pública; algo muy similar a lo sucedido con la gripe aviar y la gripe porcina que de tanto provecho fueron para algunas de las más importantes multinacionales farmacéuticas, muchas de ellas profundamente vinculadas con la administración estadounidense. ¿Qué necesidad hay de crear alarmismo entre la sociedad? Con ello sólo se consigue aumentar los niveles de estrés y de angustia entre la población, lo cual puede crear muchos más estragos a corto y largo plazo que la propia enfermedad en sí. Esto es tan irresponsable como tratar de desalojar un estadio de futbol completamente lleno, en el que ha habido una amenaza de bomba, diciendo a los asistentes que ésta está a punto de estallar.

Recordemos el pánico sembrado por las OMS y los principales medios de comunicación de masas entorno a la gripe porcina (1). Según sus predicciones, se trataba de un tipo de gripe que amenazaba con diezmar la población mundial de forma casi apocalíptica. Finalmente, se trató de una gripe con una tasa de mortalidad considerablemente menor a la de la gripe común.

De nuevo, con el Ébola, vuelve a repetirse el mismo discurso catastrofista, y de nuevo, cuando han pasado ya varios meses desde que se decidió iniciar esta última campaña de marketing del miedo, la proporción de muertes por infectados supuestamente de ébola es infinitamente menor a las causadas por otros tipos de enfermedades tradicionales (asociadas a la pobreza) que llevan años afectando a la población del continente africano, según informa el blog Salud, Nutrición y Bienestar basándose en datos de la propia OMS (2).

Otra cosa que me llamó la atención es que, hace unos años (4 ó 5 aproximadamente), recuerdo que ya se intentó vender el Ébola como una nueva y peligrosísima emergencia sanitaria; sin embargo, tal campaña desapareció misteriosamente con el surgimiento de la gripe porcina. Probablemente, después de un concienzudo estudio de mercado, alguien pensó que el tema de las gripes raras no estaba aún lo suficientemente explotado, y que podría seguir proporcionando importantes beneficios, con lo que el “proyecto Ébola” podía ser pospuesto para más adelante. Parece que ahora es el momento adecuado para retomar este viejo proyecto, pues la credibilidad del público entorno al tema de la gripe está ya bastante mermada después de los últimos acontecimientos como para seguirlo explotando (una sencilla estrategia de negocios que se estudia en primero de empresariales).

No me cabe ninguna duda de que nos encontramos ante un nuevo tipo de epidemia ficticia (o por lo menos exagerada), inoculada en la población a través del miedo, y de que se está atribuyendo al Ébola muchas muertes que tienen su origen en causas muy diferentes (3): como el agravamiento de las enfermedades tradicionales por una agudización de los conflictos socio-políticos o, incluso, no habría que descartar un posible caso de intoxicación química masiva, recordemos el caso del síndrome tóxico en España en el año 1981 (4). Es esperpéntico ver los dispositivos que se han montado para combatir un supuesto virus, que, según la propia versión oficial, no se transmite por vía aérea; unos dispositivos más propios de una mala película de ciencia ficción que de una típica emergencia sanitaria.

Podríamos seguir analizando y desmontando punto por punto toda la irracional y fantástica cadena de acontecimientos: la misteriosa aparición del Ébola en un pequeño hospital africano, los curas españoles que se convierten en posibles transmisores del virus a toda Europa, la conmovedora historia del perrito de la enfermera afectada por Ébola..., así como las diferentes estrategias efectistas y espectaculares utilizadas con el fin de dotar de una cierta credibilidad a toda esta historia; pero, sinceramente, me resulta todo tan falto de sentido común, que me parecería igual de absurdo que tratar de demostrar la falta de veracidad de un cuento infantil. Quien haya sido capaz de tragarse todo este tinglado sin el menor espíritu crítico es porque tiene el sentido común tan atrofiado, que sería inútil cualquier esfuerzo para hacerle comprender todo lo aquí expuesto. Desgraciadamente, el individuo medio de nuestros tiempos ha alcanzado tal nivel de degradación intelectual, provocada por su actitud de servilismo y sumisión ante el poder, que no sería de extrañar que en poco tiempo se le tratara de colar el cuento de una invasión extra(o incluso intra)terrestre.

El resultado de este nuevo acto de terrorismo mediático será el mismo que el de ocasiones anteriores. Como en el caso de la gripe porcina, algunos harán el agosto con la venta de nuevos fármacos e investigaciones médicas; y, de paso, se siembra el caos en determinadas regiones del continente africano con el fin de justificar un intervencionismo militar que gestione los abundantes recursos naturales allí existentes según los intereses y las necesidades de los países del norte.

Por último, habría que decir algunas palabras sobre las teorías esgrimidas por varias páginas web que tratan el tema de la conspiración, y por algunas cadenas de televisión internacionales como Rusia Today, según las cuales, la causa del Ébola estaría en un experimento que se les fue de las manos a las farmacéuticas, o en un ataque con armas bacteriológicas por parte del gobierno estadounidense. En ambos casos, y por muy mal que se deje nuevamente a los Estados Unidos (acostumbrados ya a ser los malos de la película) y a las compañías farmacéuticas, este tipo de teorías sólo benefician a los intereses de éstas últimas, porque, con independencia de quien esté detrás de lo ocurrido, todo esto sólo viene a reforzar la idea de que la epidemia existe y es real, con lo que de cualquier forma sería necesario combatirla, y hay estarían las farmacéuticas para ello; unas farmacéuticas (no lo olvidemos) que funcionan gracias a la inversión de capital internacional, incluido el de Rusia y China. Es posible que se hayan llegado a inocular virus o bacterias en pacientes, pero de ahí a que esto pase a convertirse en una epidemia de proporciones apocalípticas, tal y como se nos está intentando vender, es totalmente fantástico y acientífico. Parece que el mito de la peste (versión medieval de las Plagas de Egipto) sigue siendo de gran utilidad en los tiempos actuales. Está visto que no hemos evolucionado mucho intelectualmente desde hace ya varios siglos.

Todo esto del Ébola está provocando, además, algo perverso y terrible en lo que se refiere a las relaciones humanas, y es que, si gracias a la extensión masiva de la ideología capitalista ya percibíamos al otro como un enemigo y un rival, gracias a este tipo de enfermedades (Ébola, SIDA…), ahora le vemos también como una amenaza, un peligro. Una estrategia lógica en quienes piensan que para reinar es preciso dividir.

Recomiendo la entrevista que el programa Hágase la Luz de Radio Euskadi le hizo a Jesús García Blanca el pasado 12 de octubre sobre el Ébola. La entrevista comienza a partir del minuto 57 y la podéis escuchar en el propio blog de Jesús http://saludypoder.blogspot.com.es/2014/10/entrevista-en-hagase-la-luz-radio.html

(Dedicado a Alfredo Embid, un gran maestro)

NOTAS:
(1) Recomiendo el visionado del magnífico vídeo Operación Pandemia. http://www.youtube.com/watch?v=JUHsg5Ij7iE
(2) Recomiendo la lectura del artículo publicado en este mismo blog Ébola: la divulgación de una mentira. http://www.saludnutricionbienestar.com/ebola-mentira/
(3) Todo esto, por no entrar en el análisis de cómo la teoría vírica de Pasteur beneficia más a los intereses de las farmacéuticas que otras teorías como las de Antoine Bechamp. Según el primero, los virus provienen del exterior y habría que protegerse de ellos a posteriori; según el segundo, los virus forman parte de nuestro organismo y son necesarios para nuestra supervivencia, tan sólo debemos mantener nuestro equilibrio interno adecuado, mediante unos hábitos higiénicos básicos para que los virus no se hagan los dueños, algo muy difícil de llevar a cabo en un continente como el africano.
(4) En el siguiente artículo, publicado en la prestigiosa revista Cambio 16 en diciembre de 1984, se desmonta el mito de que la neumonía atípica fuese causada por el aceite de colza, y se argumenta científicamente que el verdadero agente tóxico fue un producto químico (Nemacur) fabricado por la multinacional Bayer y usado como insecticida sobre varias plantaciones de tomates http://free-news.org/cambio01.htm . Para otros, el caso del síndrome tóxico fue, directamente, un ensayo con armas químicas, y el aceite de colza, primero, y el Nemacur, después, habrían sido meras cortinas de humo para desviar la atención



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