par J. Patrice McSherry
El
nuevo proyecto de supercomputadoras está a cargo de un organismo poco
conocido, Intelligence Advanced Research Projects Activity (Iarpa), que
funciona bajo la orientación del director de Inteligencia Nacional de
los EE.UU.
El gobierno de los Estados Unidos,
con el apoyo técnico de algunas universidades estadounidenses, quiere
utilizar información “pública” que los usuarios colocan en Facebook,
Twitter, páginas de web, webcams, blogs y otros medios sociales para
acumular una enorme base de datos con el propósito de predecir tanto las
crisis políticas, es decir, revoluciones, inestabilidad o estallidos
sociales, como crisis económicas. Al igual que el Proyecto Camelot de
los años ’60, este proyecto de vigilancia y espionaje estará dirigido a
América latina.
El nuevo proyecto está a cargo de un organismo poco
conocido, Intelligence Advanced Research Projects Activity (Iarpa), que
funciona bajo la orientación del director de Inteligencia Nacional de
los EE.UU. El proyecto copiará, automáticamente, por medio de
supercomputadoras, datos de 21 países de América latina, por un período
de tres años que comenzaría en 2012. Hay un proyecto similar para
Afganistán, patrocinado por Darpa (la organización “hermana” militar,
del Pentágono) para identificar redes sociales de potenciales
terroristas en este país.
En 1964, la Oficina de Investigación y Desarrollo del
ejército de los Estados Unidos patrocinó el Proyecto Camelot, que fue
un esfuerzo de recopilación de información en el contexto de la
estrategia de contrainsurgencia. Camelot fue concebido, originalmente,
para tener una vasta cobertura, abarcando países en todo el mundo en
desarrollo. Sin embargo, el proyecto se implementó solamente en Chile y
no por mucho tiempo.
Los objetivos declarados del proyecto eran “diseñar
procedimientos para evaluar la potencialidad de que se desarrollara una
guerra interna al interior de las sociedades nacionales” e
“identificar... aquellas acciones que un gobierno pudiese de- sarrollar
para mitigar las condiciones favorables a ella”. Bajo el camuflaje
brindado por un proyecto universitario de ciencias del comportamiento,
que se ubicaba en la Oficina de Investigación de Operaciones Especiales
de la American University (financiada por el ejército), Camelot era un
proyecto encubierto de inteligencia. Un general del ejército
estadounidense afirmó que dicho proyecto “nos ayudaría a predecir la
utilización potencial del ejército estadounidense en cualquier número de
casos en donde la situación pudiese desbordarse”.
En Chile, Camelot fue presentado como una encuesta
académica, escondiéndose su relación con el Pentágono. Los
investigadores encuestaron a chilenos de todos los sectores de la
sociedad para establecer sus creencias políticas, su compromiso con la
democracia y otra información personal y política. Según una chilena que
fue entrevistada, cada persona fue luego puesta en categorías de
conformidad con el nivel de peligro o de “potencial subversivo”. Cuando
esta persona trataba posteriormente de obtener una visa de los Estados
Unidos, las autoridades estadounidenses tenían un archivo completo sobre
ella, con toda la información supuestamente confidencial que ella había
colocado en el formulario.
Las bases de datos de Camelot también fueron
utilizadas para la guerra psicológica. Sirvieron para influir en las
actitudes políticas y, de esa manera, para manipular ciertas elecciones
clave. La CIA digitalizó los datos recopilados por Camelot y los analizó
y utilizó para producir atemorizantes anuncios anticomunistas durante
la campaña eleccionaria de 1964 de Eduardo Frei, candidato demócrata
cristiano, contra el izquierdista Salvador Allende. Por ejemplo, se les
dijo a las mujeres que, de ser electo Allende, sus hijos serían enviados
a Cuba y sus esposos a campos de concentración. La naturaleza
contrainsurgente del Proyecto Camelot fue descubierta por el gobierno
chileno y fue clausurado en 1965, luego de audiencias tanto en el
Congreso de Chile como en el de los Estados Unidos.
No es la primera vez que en época reciente el
gobierno de los EE.UU. ha acumulado grandes cantidades de datos en
proyectos de data mining (extracción masiva de datos). Durante la
administración de George Bush, la National Security Agency empezó la
extracción de datos de millones de ciudadanos de los Estados Unidos –de
llamadas telefónicas, correos electrónicos, fax y otras fuentes– en un
programa secreto sin autorización judicial, supuestamente para descubrir
y vigilar a potenciales integrantes de redes terroristas. Dicha
administración también trató de implementar otro enorme proyecto, que se
llamó Total Information Awareness, para acumular una base de datos para
buscar patrones de conducta o tendencias en los correos, llamadas
telefónicas, transacciones financieras, información de visas, etcétera,
supuestamente para identificar enemigos. Este programa fue rechazado por
el Congreso después de que se produjera una reacción muy negativa del
público.
Este tipo de proyecto tiene implicancias sumamente
preocupantes para los ciudadanos, tanto de América latina como de los
Estados Unidos y cualquier otro país. Es el punto de partida para una
vigilancia masiva a toda la población, a través de su vida personal y
social, violando su libertad personal y sus derechos. La idea de que
organizaciones de inteligencia y militares estén vigilando y realizando
seguimientos de los ciudadanos –todos bajo sospecha– para predecir actos
de violencia en el futuro es autoritario y orwelliano, y evoca la
doctrina de seguridad nacional. El aparato de seguridad nacional
estadounidense parece estarse extendiendo y ampliándose fuera de
control, con proyectos cada vez más intrusivos y antidemocráticos. Ahora
que los ciudadanos en muchos países están cada vez más indignados con
los respectivos sistemas y recurren a actos de protesta para plantear
cambios económicos, sociales y políticos, se hace necesario conocer y
desafiar a este tipo de proyectos.
J. Patrice McSherry : Directora
del Programa de Estudios sobre América latina y el Caribe en Long Island
University, Brooklyn. Autora de Los Estados Depredadores: Operación
Cóndor y la Guerra Encubierta en América Latina.
Articles de J. Patrice McSherry