La crisis económica de la Unión Europea vista desde Latinoamérica
Lo que en verdad busca la Troika
A pesar
de los miles de millones de euros ya desembolsados… para salvar la
banca, la crisis que estremece las economías de la Unión Europea no
mengua ni por asomo. ¿O no sería más justo denominarla estafa?
Europa va de mal en peor y hasta Alemania ve las
orejas al lobo con el frenazo en sus exportaciones. En España, el
incremento del IVA [el impuesto sobre el valor añadido] ha sido letal
para el consumo interno. Como mortales son también las rebajas de los
sueldos de los empleados públicos, los despidos, la congelación de las
pensiones y los recortes en prestaciones para desempleados, que alcanzan
ahora un 26%. Mientras, la seguridad social pierde y pierde afiliados y
cotizaciones mes tras mes.
En Portugal, se consolida la tendencia al pago de una serie de
servicios de la salud pública, lo cual hace muy vulnerable a la
ciudadanía, mientras que otra reforma laboral abarata más el despido y
el alza de los impuestos empobrece más a la ciudadanía común (no a los
ricos). Todas esas medidas, a las que se agrega la privatización de
diversas empresas públicas, son puro saqueo. ¿Y qué decir de Grecia?
Una reciente investigación del Center for Economic and Policy Research
de Estados Unidos demuestra que las políticas de austeridad que el
Fondo Monetario Internacional (FMI) impone a Europa son muy
perjudiciales para la inmensa mayoría de la ciudadanía, porque provoca
efectos contrarios a los que dice buscar. Tal vez por eso apenas
empiezan a oírse algunas voces críticas contra la política de
austeridad.
El propio Olivier Blanchard, economista-jefe del FMI, ha reconocido
que es un error recomendar, sin matices, recortes presupuestarios a los
gobiernos europeos, porque eso puede frenar el crecimiento económico.
Pero los economistas del FMI se empecinan en mantener esa política, en
vez de enmendarla, e incluso insisten en que los funestos resultados
actuales no significan que la política de austeridad sea «mala». A
pesar de la ruina del pueblo portugués, el FMI aconseja a Passos
Coelho, le primer ministro de Portugal, que despida a más funcionarios,
que alargue el horario laboral de los empleados públicos (pagándoles el
mismo sueldo), que reduzca aún más las prestaciones por desempleo y que
rebaje todavía más las pensiones “para ser competitivos”.
Tal vez para el FMI sea irrelevante que el desempleo alcance ya el
17% y que el PIB (producto interno bruto) ya vaya a retroceder en un 1,5
en 2013. ¿Qué significa ser «competitivo» si la mayoría de ciudadanos se hunde en la pobreza?
¿Tan estúpida es la Troika? La solución está en la historia muy reciente.
En 1953, sólo 4 años después de su fundación, la República Federal de
Alemania se hundía bajo el peso de sus deudas y amenazaba con arrastrar
en su derrumbe a los demás naciones europeas. En aquel entonces, los 21
países acreedores de la RFA se reunieron en Londres y decidieron
ajustar sus exigencias a la capacidad de pago del país deudor. Redujeron
la deuda acumulada en un 60% y concedieron una moratoria de 5 años más
un aplazamiento de 30 años para reembolsarla y, además, incluyeron en
los acuerdos una cláusula de desarrollo que establecía que el país
deudor –recordemos que se trataba de la República Federal de Alemania–
dedicaría al pago de la deuda sólo la vigésima parte de sus ingresos por
concepto de exportaciones.
¿Por qué Europa no actúa hoy de la misma manera?
Tal vez porque el objetivo real prioritario de la Troika no sea
cobrar la deuda. Tal vez porque lo que se busca es desmantelar los
derechos sociales en Europa (el mal llamado Estado de bienestar, porque
te pueden pedir que tengas menos bienestar, pero no que renuncies a tus
derechos). Tal vez porque esta crisis permite a la minoría rica aumentar
obscenamente sus beneficios, como lo demuestran los datos.
Pero lo que toca es anular la mayor parte de la deuda porque se
trata, además, de una deuda impagable. Como explica John Ralston, hay
que acabar con toda la deuda porque esa deuda está hundiendo a Europa.
Y, metafóricamente, propone Ralston que «guardemos» la deuda en un sobre, que escribamos en el sobre «muy importante», que lo metamos en una gaveta, la cerremos con llave y… tiremos la llave.
Si no se anula gran parte de la deuda, a la vez que se rehacen los
sistemas fiscales progresivos y se empieza a arrinconar en toda regla a
los paraísos fiscales, y también a la banca en la sombra, a Europa no la
salva ni la misericordia divina. Si la hubiera.
Xavier Caño Tamayo
Fuente
Contralínea (Mexico)
Contralínea (Mexico)