Y
con él, ese siniestro coro de voraces fortunas cuya suerte no se dirime
en las urnas porque está por encima de cualquier derecho y al margen de
cualquier obligación. No importa qué inventario se hiciera de los
cargos en todos sobresaldría Obama y el poder que representa.
Hace
apenas un mes el presidente estadounidense se jactaba públicamente de
la impunidad de sus delitos y, en cuidada entrevista para el portal Vox,
cómodamente sentado, hasta llegaba a anunciar la intención del crimen
antes de perpetrarlo: “Nuestra política exterior tiene una dosis de
realismo por lo que Estados Unidos, en ocasiones, tiene que torcer el
brazo a los países cuando no hacen lo que queremos”.
Y
en estos días, Obama, precisando su “política exterior”, ha ido un
poco más lejos y ha acusado a Venezuela de “amenazar su seguridad”.
Obama ha declarado la “emergencia nacional” por el “extraordinario
riesgo” que supone la situación en Venezuela.
Si
este mundo fuera ese que ya ni nos atrevemos a soñar, Obama nunca
habría sido posible, pero este mundo no es el que soñamos sino el que
padecemos. Y por ello, ese estado delincuente que ahora amenaza a
Venezuela con torcerle el brazo sigue dictando los destinos del mundo y
decidiendo el bien y el mal. Son la salvaguarda contra el cambio
climático que ellos, más que nadie, han provocado; la respuesta a la
crisis que su modelo de desarrollo multiplica; la solución al problema
del hambre que sus políticas generan; la seguridad del mundo ante la
amenaza terrorista que nadie como ellos encarna; la reserva espiritual
frente al caos que se avecina y que ellos promueven.
Ellos y quienes
desde las sombras, esas que tanto invoca el presidente estadounidense,
gobiernan realmente el mundo, su poder y sus finanzas, no desde las
calles de Caracas, sino desde Wall Street, desde el Pentágono, desde
esos putos canallas mentideros que todavía se llaman medios de
comunicación.
“El
que ignora la verdad es un iluso, pero el que conociéndola la llama
mentira, es un delincuente”, lo decía Bertold Brech para que los grandes
medios, en absoluto ilusos, no ignoren de qué se les acusa.
Koldo Campos Sagaseta, Columna Cronopiando, para La Pluma, 15 de marzo de 2015
Traducciones disponibles: Français
Juan Carlos (Koldo) Campos Sagaseta de Ilúrdoz
es poeta y dramaturgo. Nacido en Iruñea /Pamplona (Euskal Herria/País
Vasco) el 14 de abril de 1954, se nacionalizó dominicano en 1981 .Colaborador de La Pluma.
Gracias a la Pluma