La crisis venezolana en el Consejo de Seguridad
La razón contra el insulto
El debate de este sábado 27 de enero de 2019 en el Consejo de Seguridad
de las Naciones Unidas seguramente será incorporado a los anales que
registra algunas de las más grandes confrontaciones políticas sostenidas
en ese ámbito. Allí quedó plasmada con total claridad la brutalidad e
insolencia del imperio cuando el secretario de Estado Michael Pompeo
caracterizó al estado bolivariano como “mafioso ilegítimo” para tras
cartón agregar “que muchos venezolanos se están muriendo de hambre”
debido a “un experimento socialista que provocó un colapso de la
economía”. Que Pompeo acuse a cualquier persona, organización o gobierno
de este planeta de “mafioso” aparte de ser un gesto típico de matón de
arrabal que desprecia no sólo las tradiciones diplomáticas sino las
buenas maneras es a la vez un monumental contrasentido para quien
durante casi un año y medio fue jefe de la mayor organización criminal y
mafiosa del planeta: la CIA. Hombre de discurso trabado y trabajoso,
sólo pudo proferir insultos y regurgitar desgastadas consignas de la
época de la Guerra Fría en contra de Rusia, China y Cuba. Esas groserías
merecieron la aprobación de los representantes de su peonada regional
y, muy particularmente, del impresentable canciller de Colombia, Carlos
Holmes Trujillo, un raro fósil del pleistoceno cuyo discurso lleno de
mentiras e insultos fue un ultraje al buen decir de colombianas y
colombianos y una enésima demostración del enorme daño que el uribismo
le ha hecho –y sigue haciendo- a la entrañable Colombia. Prefiero ni
hablar de lo que fue la intervención del representante de Canadá, otrora
un gran país y hoy sometido al arbitrio de un gobierno que pareciera
tener como única misión convertirse en la estrella número 51 en la
bandera de los Estados Unidos. Paso asimismo por alto, por cuestiones de
profilaxis mental, las intervenciones de algunos de los conspicuos
representantes del Cartel de Lima.
Frente a
estos esperpentos brilló con luz enceguecedora la intervención de Jorge
Arreaza, que brindó una soberbia lección de lo que debe ser un
diplomático. El bolivariano demolió uno tras otro las acusaciones -que
no argumentos- de Pompeo y su pandilla. Sin caer en las provocaciones y
con una sangre fría admirable, mientras quienes veíamos la transmisión
del debate sentíamos que nos hervía la sangre, Arreaza aportó un
detallado análisis de la situación en su país, identificó el origen de
la presente crisis en la perversa campaña de agresiones y hostigamientos
de todo tipo lanzadas por la Casa Blanca que infligieron daños del
orden de los 23.000 millones de dólares a la República Bolivariana de
Venezuela agravando considerablemente la situación económica del país.
Sus palabras están en línea con un reciente informe de Servicio de
Investigación del Congreso de la Unión Americana que en noviembre de
2018 decía que “si bien las sanciones económicas más fuertes podrían
influir en el comportamiento del gobierno venezolano, también podrían
tener efectos negativos y consecuencias no deseadas. A los analistas les
preocupa que las sanciones más fuertes puedan exacerbar la difícil
situación humanitaria de Venezuela, que se ha caracterizado por la
escasez de alimentos y medicamentos, el aumento de la pobreza y la
migración masiva. Muchos grupos de la sociedad civil venezolana se
oponen a sanciones que podrían empeorar las condiciones humanitarias.”
No sólo eso. Además Arreaza demostró que a diferencia de la tentativa
golpista del 11 de abril del 2002 cuando el gobierno de Estados Unidos
(George W. Bush) estaba “detrás del golpe” en el caso actual la Casa
Blanca está “delante del golpe, es su verdadera vanguadia”, reiterando
por enésima vez una irrefrenable vocación de dominio y expoliación que
la Roma americana, al decir de José Martí, comenzó a hacer manifiesta
tan tempranamente como en el año 1823, fecha de nacimiento de la
Doctrina Monroe. La inequívoca conclusión extraída por Arreaza fue que
Washington ratifica a lo largo de casi dos siglos su prepotencia
imperial, su absoluto desprecio por los valores que dice defender: la
libertad, los derechos humanos, la democracia, meras pantallas que mal
disimulan su pretensión de apoderarse de las enormes riquezas de un
país, en este caso Venezuela, cuyo petróleo, oro, coltan y otros
minerales estratégicos suscitan el desenfrenado apetito de las clases
dominantes de Estados Unidos.
El debate demostró la
incoherencia y debilidad argumentativa de los críticos de la Revolución
Bolivariana y los ardientes defensores del “autoproclamado” presidente
de Venezuela, un hombre que en cualquier momento podría ser “descartado”
por la Casa Blanca en caso de que para progresar en su plan de sembrar
el caos en Venezuela tuviera que recurrir a un autoatentado para
justificar y llevar a los extremos su accionar criminal. Esta es una
vieja tradición estadounidense, cuyos hitos más importantes son la
voladura del acorazado Maine en la bahía de La Habana en 1898, el ataque
a Pearl Harbor en 1941 y, según algunos estudiosos norteamericanos, los
atentados del 11 de Septiembre del 2001. No hay ninguna razón para
suponer que la Casa Blanca ha abandonado ese vicio y que no esté
preparada para incurrir una vez más en él en la actual coyuntura
venezolana.
Para concluir: lo de Arreaza fue excepcional por su
contenido y por sus formas, cuestión ésta para nada marginal en las
relaciones internacionales. Notable también por su versación y por el
prolijo desarrollo de sus razonamientos que contrariamente a los
borbotones de sus contendientes fluían con elegancia y naturalidad para
defender la legitimidad y constitucionalidad del único presidente de
Venezuela que no es otro que Nicolás Maduro.
Por eso
quienes recordamos los grandes debates sostenidos en el seno de las
Naciones Unidas por Raúl Roa -el gran ministro de Relaciones Exteriores
de Fidel entre 1959 y 1976- y conocido como el “Canciller de la
dignidad” por su elocuente e irrefutable defensa de la Revolución
Cubana, nos regocijamos al comprobar que la tradición abierta por el
cubano ha encontrado en Jorge Arreaza su auténtico heredero.
¡Felicitaciones Canciller Arreaza y larga vida a la Revolución
Bolivariana.
Por Atilio Boron ( rebelion.org )
Situación en Venezuela: El canciller Jorge Arreaza ofrece nueva rueda de prensa ( 28 de enero 2019 )